lunes, 9 de noviembre de 2009

SAN FRANCISCO DIO LA SORPRESA CON MANNUCCI

Era como ir martillando un clavo y sólo cuestión de esperar que éste se adentre en la superficie. Pero a medida que transcurrían los minutos, resultaba que Mannucci no podía lograr su cometido, y al contrario, fue San Francisco de Asís el equipo que no se dejó “clavar”. Los de Lonya Grande resistieron bien en el primer tiempo, y en el segundo, a los 30 minutos, asestaron el golpe que duele a los trujillanos, y que les significará una semana llena de incertidumbre: el pase a la etapa Nacional está en duda.
El sábado en la noche, Mannucci salió al campo con el papel de favorito. Mucha gente fue al estadio para alentarlo y confiar en el equipo. Pero al cabo de los noventa minutos, la credencial de favorito ha pasado a manos del cuadro amazonense.
Desde el comienzo del cotejo, los trujillanos apretaron con lo que tenían. Trataron de llegar tocando (así como quiere Roberto Arrelucea) al área rival. El refuerzo Juan “Petete” Gutiérrez, muy movedizo como siempre, dinamizaba el juego; pero no había profundidad. El otro jale, Víctor Pacheco, aportó menos de lo que se esperaba.
Y es que también colisionaron con una defensa bien armada. Renzo Chiuca, Sinestor Díaz y el arquero Víctor Flores jugaron un partidazo. No obstante, el éxito de San Francisco estuvo en todas sus líneas, empezando con un fenomenal Luis Campos en la contención junto con Fernando Feria. En la delantera, Jhon Cubas y Cristian Valenzuela sólo esperaban el pase para hacer temblar a la zaga trujillana, y vaya que lo hicieron.
En la primera etapa, Mannucci llegó con un tiro libre de Andrés López que terminó en un cabezazo de Percy Ventura; luego llegó una jugada clara en la que Marco Llave pretendió, sin éxito, sombrear el balón a Flores. Y la última, en los últimos minutos del periodo inicial, Llave se abrió campo solo para enfrentar en un mano a mano a Flores. El gol parecía hecho. En plena área chica, Llave puso el pie pero Flores, de manera magistral, le adivinó el tiro y sacó la pelota. Si eso había sacado Flores, entonces Mannucci no la iba a tener fácil.
En los primeros cuarentaicinco también hay que contar las dos claras que se perdió San Francisco. En una, Cubas sacó un tiro fuerte que exigió a Pretell a echarla al córner. Y después, Valenzuela metió un cabezazo que pasó cerca del travesaño. Para esto, Aderly Campos se convertía en el volante clave de la visita. Mannucci limitado
Así las cosas, Mannucci salió con todo en la segunda mitad. Pero a medida que pasaba el tiempo, los amazonenses le aguantaban el juego en el mediocampo, con lo cual la escuadra azul llegaba poco.
Entonces, los de Lonya Grande se apoderaban del balón de vez en cuando y manejaban los tiempos del cotejo. Por eso es que cuando a los 30 minutos, el pequeño Jorge Nima anotó el único tanto de la noche, la sensación fue que el tanto visitante no fue de sorpresa, ni de contragolpe, ni nada. Fue porque sencillamente San Francisco tenía cierto control del partido y se daba el lujo de generar jugadas de peligro.
El gol convirtió al estadio en un cementerio. A lo lejos se escuchaba el griterío de una centena de seguidores venidos de Bagua, Lonya Grande y Bagua Grande. Apostados en oriente, los hinchas viajeros no lo podían creer. Al frente suyo, a ras del campo, el DT del equipo granate, Óscar Siancas, lo celebró muy contenido: extendió los dos brazos, apretó los dos puños y no celebró con nadie. Es más, se hizo a un lado; evitó a su banca de suplencia, a su comando técnico y al presidente del club que estaba cerca, con el fin de festejar para sí. El hecho es que Siancas no quería una celebración escandalosa porque sabía, muy sabiamente, que el partido aún seguía.
Y efectivamente. Mannucci salió a buscar el empate, pero continuaba igual, sin poca argumentación ofensiva. Casi a los cuarenta minutos, el recién ingresado Janio Posito recibió un pase cerca del área, y cuando arremetió la marcha hacia el arco, un defensa le cometió una falta clarísima. Penal evidente que el árbitro no cobró.
Y aunque los trujillanso atacaban, en realidad, el resultado parecía un hecho. Los granates lucían muy sólidos como para echar por la borda el gran trabajo realizado. Pitó el juez y San Francisco ganó en Trujillo, como nadie lo esperaba. Los mannuccistas se fueron raudos al camerino; mientras que la banca granate se metía al campo desesperada. A su lado, un grupo de periodistas de Amazonas confundían felicidad con incredulidad.

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